El arte de la cuchillería y el afilado: al filo de lo imposible
El arte de la cuchillería y el afilado: al filo de lo imposible
Herreros y afiladores son dos oficios tradicionales ligados a la historia del hombre desde el descubrimiento del hierro. En España dos figuras muy populares arraigadas al medio rural gallego que han ido sorteando crisis y adaptándose a los nuevos tiempos hasta llegar al siglo XXI brillando con luz propia. Los trabajos de los maestros cuchilleros de vocación artesana no defraudan, se han adaptado a un mercado plural sin perder su identidad. Su éxito va ligado a un mundo del afilado que no deja de innovar en soluciones herramientas de factura impecable. ¡Te los presentamos!
Dos oficios complementarios en el mercado actual
Imágenes: José Manuel Galocha
Imagen: Tima Miroshnichenko
El arte de la cuchillería está vivo, entre otras razones, por la llegada de materiales que vienen pisando fuerte frente a los tradicionales ofreciendo estéticas más novedosas para un mercado moderno. Dentro del capítulo de las empuñaduras para cuchillos, José Manuel Galocha desvela que el mamut se ha puesto bastante de moda porque además de bello permite hacer infinidad de trabajos artísticos y sus imperfecciones resultan realmente bonitas a la vez que auténticas.
Una herramienta universal súper mejorada
Imagen: Tiham Ul Haq
Imagen: Virginia Serrano
El mercado de estos maestros se consolida en la alta cocina, la hostelería y la alimentación y por supuesto, en el universo del coleccionismo como exclusivas piezas cada vez más reclamadas. Andrés Maldonado es un joven artesano de la forja en acero que desde niño soñaba con hacer espadas. Por eso en su taller lo mismo crea falcatas íberas hechas de una sola pieza con mango de madera de olivo, que cebolleros indios en acero de 2 mm de grosor o cuchillos de gran belleza plástica en las hojas por sus tonalidades cromáticas. Son el resultado de haber incluido cobre y níquel en el proceso de fundición mediante complejas técnicas que implican incorporar temperaturas diferentes a las del acero.
Imagen: Virginia Serrano
Imagen: Virginia Serrano
Imagen: Virginia Serrano
El afilado manual, un trabajo en sí mismo desde siempre
Pocos oficios hay tan antiguos como el del afilador. Su figura y su trabajo van ligados a la existencia del hierro y a toda una fabricación de piezas realizadas en dicho material que con el uso se desgastaban y era necesario volver a afilarlas con el tiempo. En cuanto a los orígenes de la piedra de afilar, ya en el Paleolítico el hombre primitivo golpeaba piedra contra piedra hasta conseguir dar forma a una herramienta con suficiente filo para sus tareas más rudimentarias.
Desde entonces, piedra y acero siempre han ido de la mano en todo proceso de afilado: el nivel de dureza de éste marca la dificultad al afilarlo y la duración del tiempo invertido para lograr un trabajo correcto y duradero. En España, los primeros afiladores como tales surgieron en Galicia (Orense) y al parecer se recorrían la península e incluso llegaron a emigrar a Europa y América.
Las ruedas que manejaban estaban fabricadas con piedras naturales de gran tamaño y difíciles de mover. Hacia 1860 surgieron las primeras ruedas portátiles y las piedras artificiales comenzaron a ser vistas como una interesante alternativa al poder ser más pequeñas. La llegada de la tecnología también revolucionó a esta profesión, apareciendo las primeras ruedas motrices. Desde entonces hasta ahora este oficio perdura porque la mayoría de las veces ha pasado de generación en generación, aprendiendo las técnicas a través de mucho años de práctica y experiencia por parte de sus precursores.
Imagen: Dewang Wagh
Esencial para trabajos muy variados
- Completa gama de piedras sintéticas al agua de doble grano de la marca japonesa Yasunari, recién incorporada a su oferta. Están disponibles en diversos gramajes: desde las más abrasivas, de 240/800, a 1000/3000, 3000/8000, 1000/6000, 2000/5000 y 5000/10.000 para los más exigentes.
- Piedras combinadas de afilado al agua en caja de madera de la firma Pfeil, en distintos granos: 280/400, 400/1000, 1000/2000.
- Piedras de afilado al agua con tres caras, de la marca TopMan, con distintos gramajes. Cara gris, grano tosco de 250, para afilados iniciales; cara de color rosa, grano intermedio-fino de 1000 para afilados generales y cara blanca, grano fino de 4000, recomendada para acabados.
- Piedras de afilado al agua de forma cónica, de TopMan. Conocidas en Occidente como King Tiger Sun, están especialmente recomendadas para afilar el interior y exterior de las gubias curvas. Disponible en dos granos: 180 color verde y 1000 color amarillo.