Carpintería y herramientas japonesas: el arte milenario de trabajar la madera
Imagen: Christiano Sinisterra
En armonía con el entorno y virtuosos de sus herramientas japonesas
Los conocimientos ancestrales que aplican en sus trabajos los shokunin, los carpinteros japoneses, son una herencia impagable que han ido adquiriendo de generación en generación. Un valioso legado de complejas técnicas perfeccionadas con el paso del tiempo, junto con herramientas japonesas manuales que plantean otra forma de relacionarse con la madera y una manera de trabajar en sus talleres que nada tiene que ver con lo conocido en Occidente; sentados en el suelo, en vez de erguidos, y en calma.
Imagen: Ono Kosuki
Imagen: Ono Kosuki
Dicen que los carpinteros japoneses son casi visionarios de la madera, pues saben ver más allá cuando tienen ante sí una pieza en bruto. Vaticinan qué parte puede ser de la raíz, cuál pertenece a las ramas, si el paso del tiempo terminará venciendo al tronco… Y su fin siempre es el mismo: fabricar un objeto, un mueble o una construcción que perdure a lo largo del tiempo y se encuentre en armonía con su entorno natural.
Técnicas que observan la naturaleza y el arte del keshōmen
Gracias a las herramientas japonesas específicas, esta carpintería se ha podido diversificar en distintas disciplinas, obteniendo siempre unos resultados técnicos en los trabajos cien por cien eficaces y delicados. El carpintero en Japón se vuelca exclusivamente en el arte de trabajar la madera y ello ha propiciado la existencia de diferentes perfiles profesionales perfectamente definidos: algunos se especializan en la fabricación de mobiliario, otros en artesanía en madera, hay maestros consagrados a la edificación (residencias, salones de té, etc.) y ebanistas dedicados a la construcción de templos y santuarios.
Imagen: Ono Kosuki
La naturaleza es una constante fuente de inspiración para estos maestros artesanos japoneses. A raíz de su trabajo de observación han ido dando forma a sofisticadas técnicas de carpintería tradicionales de ensamblaje que son un auténtico arte, aunque la mayoría complicadas de ejecutar por la dificultad que entrañan y el tiempo que precisan. Como okuriari, que se centra en mecanizar la madera hasta darle formas que encajan como puzles. O isukatsu, que imita las alas desplegadas de un ave y permite obtener la mayor resistencia posible. Sin olvidar la técnica milenaria kumiko (asociada a la era Asuka, 600-700 DC) consistente en unir desde muebles a edificaciones ensamblando cientos de diminutas piezas en patrones geométricos bellísimos de estética oriental. Cerca de 200 diseños que además representan un símbolo de la naturaleza.
Otra de las formas de demostrar su maestría es cuidando especialmente el tipo de corte a realizar para obtener la superficie decorativa más bella, la veta más impresionante (el llamado keshōmen). La madera serrada por cuarteo es uno de los métodos más caros y que más madera desperdicia pero, a cambio, cada lado del tablero sirve para ser lucido como la superficie más importante del trabajo o la construcción. De ahí que los maestros carpinteros suelan recurrir a él para zonas decorativas de la casa tradicional japonesa, como el tokonoma.
Herramientas del pasado en la carpintería actual
En la carpintería actual japonesa estas técnicas heredadas desde hace siglos no siempre están vigentes en el día a día por su dificultad. Pero continúan siendo un valioso legado a conservar. Muchas son recopiladas en libros que están considerados como auténticas biblias de consulta para ebanistas y apasionados de este arte. En concreto “Wooden Joints in classical Japanese Architecture” recopila algunos de los ensambles más complejos detallando su proceso.
Imagen: Ono Kosuki
Los carpinteros nipones manejan en su taller infinidad de herramientas japonesas con un nivel de personalización sorprendente. Es decir, podría decirse que cada tarea específica cuenta con una herramienta manual expresamente concebida para su misión. Han sido fabricadas con metales de elevada calidad (las aleaciones se evitan) y maderas tradicionales, la mayoría autóctonas y empleadas en buena parte de sus proyectos de ebanistería. Especies como el sugi (un género de conífera), akamatsu (pino rojo japonés), hinoki (falso ciprés) y keyaki, entre otras.
Un lugar en las carpinterías occidentales
Imagen: Alejandro Ramírez
Estas herramientas manuales japonesas empiezan a estar cada vez más presentes en los talleres de carpinterías occidentales como herramientas complementarias: su función es la misma y pueden ayudar a trabajar con mayor comodidad y eficiencia:
- Herramientas japonesas para cortar: sierra japonesa o nokogiri, cuyo rasgo más característico es que no lo hace al empujar, sino al tirar. Hay infinidad de tamaños, formas y tipos, como la ryoba: su hoja es semiflexible y lleva dos lados dentados distintos para realizar diferentes tipos de corte.
- Herramientas japonesas para acabados: cepillo japonés o kanna, que también se distingue por su manera singular de cortar, en el movimiento de tracción, y por incluir una cuchilla convexa y no plana. De nuevo es posible optar por diversos tipos, como el cepillo guillame o el de contrafibra, conocido como kiwaganna.
- Herramientas japonesas de ensamblado: el martillo japonés, fabricado en acero laminado. En ocasiones los carpinteros realizan a mano sus empuñaduras para crear piezas únicas dignas de ser admiradas.
- Herramientas japonesas de tallado: como el formón japonés hecho en acero, de nombre nomi, y que comprende una extensa familia.
- Herramientas japonesas de marcado: algunas siguen siendo muy útiles para estos artesanos de la madera, sobre todo para los carpinteros que se dedican a la construcción de casas tradicionales. Por ejemplo, la herramienta de marcaje sumitsubo, el gramil o kehiki y el cuchillo japonés.
La herencia de los miyadaiku y las nuevas generaciones
Gracias a los carpinteros miyadaiku, Japón posee un extenso legado de templos, santuarios y casas aristocráticas de madera desde tiempos inmemoriales, sobre todo en Tokio y Kioto. Su aparición se vincula a la construcción del templo de Asuka, hace aproximadamente 1400 años. Era el comienzo de la tradición miyadaiku y actualmente se contabilizan en el país del sol naciente alrededor de 500 edificaciones que responden a dicha acepción.
Imagen: King Siberia
Aunque las construcciones actuales propias de esta tipología están sujetas a exigentes normativas y ritmos de trabajo más competitivos, estos maestros no han desaparecido. Su figura sigue siendo importante para garantizar un mantenimiento idóneo de ese valioso legado arquitectónico levantado mediante métodos milenarios para trabajar la madera. Las nuevas generaciones de la carpintería japonesa son conscientes del reto: alcanzar un delicado equilibrio entre las técnicas tradicionales del pasado y la creatividad necesaria para dar respuesta al estilo de vida moderno de hoy.