Maderas certificadas, descubre sus claves

Maderas certificadas, descubre sus claves

Imagen: Johannes Plenio/Pexels

Carpinteros, ebanistas, amantes del torneado y consumidores de la industria del mueble. Cada uno de ellos puede realizar un uso responsable de este material tan noble a través de las maderas certificadas. Son la garantía para promover explotaciones forestales sostenibles y contribuir a paliar el cambio climático que amenaza la vida de nuestro planeta. Gracias al compromiso de muchos profesionales, como COMERCIAL PAZOS, su presencia no deja de crecer en la arquitectura, en la fabricación de mobiliario y en oficios tradicionales.

Maderas certificadas: uso responsable y freno a la huella medioambiental

Cuando las maderas certificadas entran en un taller de carpintería o son las elegidas para proyectos constructivos, ocurren dos fenómenos positivos. Por un lado, se garantizan gestiones forestales adecuadas desde el punto de vista sostenible y, por otro, se reduce la huella medioambiental de los edificios a lo largo de su vida útil. La madera es capaz de absorber unas 0,9 toneladas de CO2 por metro cúbico y almacena el carbono hasta que ésta finalmente se termina descomponiendo.
maderas certificadas

Imagen: Ron Lach / Pexels

Gracias a la aparición de las maderas certificadas fue posible poner freno a una demanda de esta materia prima que llegó a dispararse con los procesos industriales de fabricación, dando pie a talas clandestinas. Éstas, en su mayoría daban respuesta a una creciente demanda empresarial en el mundo de la decoración y el diseño de mobiliario, entre otros campos. Ante esta realidad también se agravó la deforestación, un mal de nuestro planeta motivado por una mezcla de factores, como los incendios y la ganadería extensiva.
El panorama pedía tomar medidas urgentes, era necesario controlar la extracción y manipulación de bellas especies extraídas de bosques y selvas de nuestro planeta. El nacimiento de la certificación de la madera como tal era un hecho y perseguía seguir haciendo uso de un material natural de propiedades higrotérmicas, fácil de trabajar, renovable, reciclable y con un alto rendimiento. Además de sumar belleza, calidez y confort a cualquier proyecto constructivo.
maderas certificadas

Imagen: Sharad Bhat/ Pexels

El compromiso que cambió el futuro de la madera

La certificación de la madera surgió con el propósito de cambiar el futuro de este material, lograr que fuera perdurable en el tiempo garantizando transparencia sobre su lugar de origen, además de procesos de explotación responsables y sostenibles. Quizá los orígenes de este concepto y sus reivindicaciones, y los de la llamada gestión forestal sostenible, pueden fecharse en 1992, en la celebración de la Conferencia Ministerial de Naciones Unidas que tuvo lugar en Río de Janeiro.

Por tanto, esta certificación tan novedosa nacía con tres objetivos muy claros:

  1. Producir una gestión forestal apropiada desde el punto de vista medioambiental
  2. Viable a nivel económico
  3. Beneficiosa para la sociedad

Todo ello implicaría no utilizar más recursos naturales de los que la tierra generaba, velando por las especies vegetales y animales existentes en la zona.

maderas certificadas

Imagen: Muymucho

madera bosques sostenibles

Imagen: National Geographic

Y, por supuesto, respetar a las comunidades indígenas y pueblos autóctonos que trabajan las tierras a explotar como principal medio de vida. En cuanto a la viabilidad económica propuesta, consiste en promover cadenas de producción cortas para así reducir intermediarios y lograr acuerdos comerciales beneficiosos para todas las partes implicadas.

Cuando se habla de una madera certificada, el control de terceras partes independientes también es clave para verificar que se han cumplido una serie de estrictos estándares internacionales. Es decir, tanto las empresas que intervienen en el proceso de transformación como los gestores forestales, son evaluados por entidades que a su vez han sido acreditadas por la organización ASI (Accreditation Services International).

FSC y PEC: dos prestigiosas etiquetas

A nivel internacional, estas dos certificaciones y sus correspondientes etiquetas se han ganado un reputado prestigio, pues corroboran el compromiso medioambiental de las empresas implicadas a lo largo de la cadena de suministro.

FSC y PEFC

FSC (Forest Stewardship Council)

Se trata de una organización sin ánimo de lucro internacional, volcada en favorecer una gestión responsable de los bosques en todo el mundo. Su certificación avala que los bosques han sido gestionados preservando la diversidad biológica, además de garantizar una verificación fiable de que los productos de origen forestal se encuentran rigurosamente identificados y separados de materiales no certificados y no controlados a lo largo de toda la cadena. 

Las maderas certificadas FSC que pueden utilizar los profesionales de la carpintería y ebanistería y la industria en general del mueble, ayudan a cumplir importantes reglamentos ambientales, entre ellos el Reglamento de la madera de la Unión Europea (EUTR). Y al mismo tiempo abordan 14 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

PEFC (Program for Endorsement of Forest Certification)

Es el sistema de certificación forestal más implantado mundialmente (más de 20.000 empresas la han obtenido). No gubernamental y sin ánimo de lucro, persigue garantizar una sostenibilidad de los bosques con perspectiva local y generadora de beneficios para todos. A nivel nacional, existen más de 1.700 empresas certificadas en cadena de custodia PEFC.

Aquí puedes encontrar toda la información sobre estas dos certificaciones:

maderas certificadas

Imagen: Andre Moura/ Pexels

maderas certificadas

Imagen: Ron Lach

Empezar a usar maderas certificadas: el mejor paso al frente

La vida cotidiana puede estar salpicada de importantes gestos para introducir las maderas certificadas. Tanto en nuestros espacios domésticos, como al realizar nuestras aficiones favoritas con maderas cortadas; quizá tallar piezas de madera o disfrutar con la técnica del torneado y sus herramientas específicas y maquinaria.

maderas certificadas

Imagen: FSC

maderas certificadas

Imagen: Tikamoon

Renovar la decoración de casa con muebles fabricados con estos materiales y sus correspondientes etiquetas también es una ocasión perfecta de familiarizarse con ellas. Y, cómo no, nada mejor que reclamar su empleo si somos profesionales de oficios de siempre, como lo son la carpintería y la ebanistería.

Consumidores, fabricantes, distribuidores, artesanos, amantes sin más de la madera… Vivimos rodeados de este material tan ligado al hombre y solo es responsabilidad nuestra generalizar el uso de maderas certificadas.

Apostar por ellas es sinónimo de obtener numerosos beneficios en diferentes ámbitos de la vida para nuestro amigo más preciado, la Tierra.

  • Ambientales. En los bosques gestionados de un modo sostenible se reduce el número de incendios y se favorece la conservación de la biodiversidad.
  • Económicos. La productividad mejora notablemente y se racionalizan los procesos de explotación.
  • Más empleo y bienestar social. Entre los colectivos que viven en los boques, pues en ellos también se producen otras materias naturales: corcho, resina, etc.
  • Desarrollo de enclaves rurales y promoción de ocio en plena naturaleza.
El arte de ser luthier, mucho más que un oficio

El arte de ser luthier, mucho más que un oficio

Imagen: Endri Yana

Paciencia y un gran amor por la madera. Sin esta combinación de virtudes no se entiende el oficio de luthier, un trabajo manual que apenas ha variado en su esencia en pleno siglo XXI. Estos artesanos musicales siguen trabajando a la usanza de los maestros italianos para dar forma a instrumentos de cuerda frotada y pulsada que son piezas de arte. Detrás de cada uno suele haber el alma de un carpintero emocionado con transformar tan noble material en sonido.

Luthieres de hoy y su pasión por la madera

Diego del Valle, Agustín Clemente, Daniel Gil de Avalle y los hermanos Seivane. Son solo una representación de figuras consagradas de este oficio en España y muchos de sus instrumentos musicales están por todo el mundo porque han terminado en manos de grandes de la música. Violines, violas, violonchelos, arcos, gaitas… Piezas únicas, fabricadas con esmero, precisión y un gran dominio de las técnicas de este arte.
Artesano musical trabajando
Imagen: framolca/ Pixabay
Todos coinciden en que el oficio de luthier es una profesión llena de paciencia y amor y todos parecían estar destinados a terminar trabajando con la madera. Diego del Valle confiesa que fue la luthería la que le encontró a él y no al revés. Ya son 25 años los que lleva dedicados a este oficio que aprendió de un maestro internacional, Pavel Schudtz, y calcula haber hecho unos 300 violines a lo largo de su carrera. La pieza que más trabajo y tiempo le ha llevado es una viola inspirada en un instrumento de Antonio Stradivari, el luthier más famoso de todos los tiempos, actualmente en el Museo del Palacio Real de Madrid.
Para Agustín Clemente cada uno de sus violines construidos es diferente, cada “hijo” es de una manera aunque todos suenan bien y para conocer su alma no duda en probar cómo suenan. En su taller no hay máquinas, todo es manual, un trabajo de precisión y afinación de la madera. Porque para él ser luthier no es otra cosa que servir a la música.
Construcción de violín
Imagen: Vincent Blanc/ Pixabay

El maestro de guitarras Daniel Gil de Avalle coincide en esta idea tan emotiva, lo suyo es mimar la madera, domarla, hasta transformarla en este instrumento tan popular. Precisamente una de sus últimas creaciones ha sido una guitarra hecha de arce acolchado barnizada manualmente sin escatimar en tiempo, este proceso de barniz le ha llevado un mes. Pero solo así concibe su oficio, hacer guitarras que transmitan sensaciones y hablen con el público. Algo muy parecido sucede con las gaitas gallegas de Seivane: sus maestros llevan construyéndolas desde hace dos generaciones aunando técnicas tradicionales con tecnología. Hacen diseños a la medida de los músicos con numerosas configuraciones posibles. Al igual que el resto de colegas de profesión, madurando las maderas durante años, buscando la perfección y dando valor a la calidad frente a la cantidad.

Un oficio que siempre estuvo ahí

El trabajo de luthier en realidad empezó con la fabricación de laúdes, de ahí su nombre (luth). Pero la aparición en el mundo de la música de violonchelos, violines y violas de gamba hizo que estos maestros de herramientas musicales decidieran ampliar su oficio. El término, de origen francés y a su vez procedente de la palabra árabe al-ʿūd es sinónimo de una de las profesiones más legendarias. Un arte que respetan en cada una de sus creaciones aplicando técnicas similares a las que emplearon los grandes del XVII.
Muchos de estos artesanos se encuentran conectados con la música, además de mostrar un conocimiento íntimo de la madera y de su sonido cada vez que dan vida a estos instrumentos salidos de bloques compactos. Una sensibilidad que juega a su favor a la hora de entender al músico. El instrumento siempre mejora tocado.
Fabricación de un instrumento
Imagen: Sebastiano Rizzardo/ Pixabay
Tratamiento de la madera en la fabricación de un tratamiento
Imagen: Cervezas Alhambra
No hay duda de que cada pieza de un luthier es única, lleva su firma, la fecha y el lugar donde fue fabricada. Es el llamado instrumento de autor y ha sido hecho enteramente a mano. Las maderas y el resto de materiales se han elegido escrupulosamente porque cada elemento se fabrica a partir de un tipo de madera maciza. Por ejemplo, en un violín el fondo se hace de madera de arce y la tapa se hace de abeto, en muchas ocasiones procedente del norte de Italia por sus excelentes cualidades para la acústica.

Creadores, restauradores y excelentes conservadores

Pero estos artesanos musicales no solo dan vida a instrumentos de cuerda desde cero. En este oficio también hay hueco para la restauración y reparación. A veces llegan a sus talleres verdaderas antigüedades, algunos son instrumentos con trescientos años, que continúan funcionando pero necesitan ser restaurados. Nuevos o antiguos, la conservación para que permanezcan en buen estado es un aspecto muy importante que cuidan escrupulosamente; es esencial mantenerlos limpios, vigilar cómo se encuentran las cuerdas y la posición del puente.
Es bastante habitual que un luthier realice en su taller una revisión exhaustiva una o dos veces al año. Ellos saben mirar como nadie el interior del instrumento, sobre todo cuando se trata de piezas tan importantes como el “alma”: un elemento móvil que queda sujeto por la presión de las cuerdas y las tapas y que puede sonar de una forma u otra según se mueva.
Según apuntan estos maestros, los cambios climáticos bruscos influyen negativamente sobre objetos musicales fabricados a mano. La razón es fácil de entender, al estar hechos en un material orgánico como es la madera, ella se altera ante el frío, el calor, la humedad o ambientes excesivamente secos. Incluso la voz del instrumento puede llegar a variar.
Violín fabricado a mano
Imagen: ml991 / Pixabay

El taller de estos maestros y sus herramientas favoritas

Cuando un luthier se enfrenta a la creación de un instrumento, sabe que su construcción es un conjunto de sutilezas que afectarán a su sonido final. Entrar en su taller es adentrarse en un mundo lleno de sonidos, aromas a barniz y sensaciones táctiles y visuales. En él la presencia de maderas como el ébano, el pino, el abeto, la jacaranda, el pernambuco o el nogal es lo habitual. Y, por supuesto, todas las herramientas manuales imprescindibles en una taller de carpintería, desde gubias para tallar la madera y definir el mástil, a cepillos para modelarla y bancos de trabajo.
Gubias y otras herramientas para la luthería
Imagen: Andrea Piacquadio/ Pexels
Junto a estas herramientas básicas de todo profesional o amante de trabajar la madera, un luthier necesita otras específicas. Una amplia familia de utensilios para luthería que incluye desde serruchos para alojar los trastes en las guitarras, a cuchillos fabricados en aleaciones especiales, cepillos de base en bronce pulido, sargentos de sujeción para chelos, etc.
En definitiva, en su taller hay todo lo que hace falta para construir y reparar con una gran precisión, o lograr un buen mantenimiento de sus instrumentos musicales. Incluso es normal encontrar piezas de repuesto. Son herramientas de calidad para luthieres profesionales y gracias a ellas obtienen piezas únicas para las que han invertido el tiempo preciso. Hacer un violín se tarda un mes aproximadamente y un violonchelo tres.
Trabajo de creación de un luthier en su taller
Imagen: Andrea Piacquadio/ Pexels
El proceso creativo del trabajo de un luthier está repleto de gestos minuciosos y de precisiones acerca de su material rey, las diferentes maderas usadas. Saben que el abeto no suena igual que el arce, que los anillos que crecen en invierno no tienen nada que ver a los del verano y cómo es el sonido de la madera joven y el de la antigua. Cualquier especie, para poder ser usada por un maestro, debe haber pasado un mínimo de cinco años de secado y es posible trabajar con maderas de 50 años. Entonces, ya habrán sufrido todas las tracciones y tensiones.

Los instrumentos musicales modernos fabricados artesanalmente no tienen nada que envidiar a los de las grandes maestros, incluido el más emblemático, Stradivari. Los nuevos artesanos que llegan a este oficio nutren su alma construyendo estas piezas de cuerda transmisoras de emociones. Son creadores de sonidos que continúan la tradición centenaria y creen en el amor por el detalle sin que el tiempo importe en el proceso realizado: desde el momento del diseño a la creación del molde, el instrumento acabado y, por último, el broche final, su barnizado. Algunos lo han convertido en su forma de vida.

Isabel Obreo y su proyecto de vida: una artesana de la ebanistería

Isabel Obreo y su proyecto de vida: una artesana de la ebanistería

Estaba destinada a trabajar con las manos y en contacto directo con la madera. Desde pequeña hacía muebles de cartón y sus estudios de ingeniería en diseño industrial fueron el caldo de cultivo perfecto para que aflorara en ella su verdadera pasión. Ser una artesana de la ebanistería que se atreve con todo tipo de mobiliario imaginado. Diseños de esmerada calidad concebidos para durar toda la vida y ser reciclables. Esta joven ya ha roto barreras en este oficio tradicional.

Seducida por el mundo de la ebanistería

En la vida las cosas pasan por algo y son una lección de aprendizaje constante. A Isabel Obreo, ser Ingeniera en Diseño Industrial y haber ejercido esta profesión diseñando proyectos durante ocho años le dieron un bagaje increíble y quizá fueron el detonante de su historia de amor con la ebanistería. Fue una etapa de su vida enriquecedora, repleta de retos que superar pero en la que echaba en falta un lado creativo y emocional.

Hacer realidad esos sueños de niña de diseñar muebles, previamente imaginados. Ensuciarse las manos con materiales como la madera, lanzarse a crear sillas y mesas como los que hacía de cartón para sus hermanas con ese talante impulsivo que define su personalidad. “De pequeña yo no veía la tele, pedía dinero a mis padres para comprar cola”, confiesa.

Pata de mesa Isabel Obreo
Taller Isabel Obreo

Apenas han pasado dos años y medio desde que inició su negocio, Laal (laal.es) y sin embargo no recuerda cómo era su vida anterior. Primero lo compaginó con su trabajo de ingeniera industrial hasta que decidió volcarse en él solicitando la baja voluntaria en su empresa, aunque implicara renunciar a ochos años de antigüedad. Todo para dar ese giro de ciento ochenta grados a su vida.

El taller: su fábrica de la creatividad

Para Isabel este espacio es el motor donde da rienda suelta a su talento y a su expresividad con un trabajo minucioso y todoterreno. Algo así como su templo particular donde reina el desorden y apenas hay sitio para ella, sus herramientas, las maderas favoritas que compra en aserraderos (todas PEFC y de explotaciones respetuosas). Un lugar que es capaz de sorprender, lleno de vida e inquietudes formativas como lo demuestra su programa de cursos.

En él ha logrado cumplir su sueño, diseñar y crear sus propios muebles hechos a mano para una cartera de clientes cada vez más amplia y sensibilizada con la importancia de apostar por lo perdurable. Definirse como carpintera le produce un gran respeto, ella acaba de llegar a este mundo y entiende su trabajo más como una forma de vida en la que ha descubierto la madera, gracias a ella se ha podido integrar en el universo de la artesanía.

En su pasado profesional fabricaba en serie y ahora es capaz de transformar planos y diseños en 3D en realidad, como si hubiera nacido para ello con un talento innato aunque no haya ni un solo carpintero o ebanista en la familia. De su taller de artesanía creativa en plena Extremadura, concretamente en Badajoz, salen todo tipo de muebles y accesorios para el hogar que sin duda traspasan su utilidad.

Han sido concebidos con gran amor y mucho sacrificio detrás personal, familiar, etc. “Animo a la gente a que sea valiente para poder vivir de su hobby, sobre todo a las mujeres que quieren iniciarse en ser carpinteras y ebanistas”, afirma entusiasmada.

Esta joven artesana se atreve con cualquier pieza, no le asusta ni el tamaño ni la dificultad que pueda entrañar. Cabeceros, mesitas, estanterías, escritorios, muebles auxiliares… No se echa atrás con ningún encargo, por singular que sea, y cuando surgen barreras físicas, tira de ingenio. Una prueba de ello es el botiquín de madera que realizó por encargo para un médico.

Piezas de madera Isabel Obreo

Una historia de amor con la madera

Dentro de este proyecto de vida tan sentimental la madera es la protagonista, esa materia prima que da sentido a todo lo que sale de sus manos. De la misma manera que la naturaleza es una fuente de inspiración constante los 365 días del año. A Isabel le gusta pensar que la madera es una idea genial nacida de la tierra y cada una de sus creaciones están en plena conexión con ella.
Confiesa tener muchas maderas favoritas y sentirse identificada con algunas. “El cerezo se parece mucho a mí, es muy nervioso”, afirma. En sus encargos trabaja bastante el pino (es el más económico, blando a la hora de manipular y de crecimiento rápido) y también el castaño local le parece maravilloso.

A nivel estético, reconoce que el nogal europeo y el cerezo son brutales. Son especies que regalan tonalidades y vetas sorprendentes y cuando son cepilladas continúan ofreciendo detalles preciosos. Al margen de la madera elegida por el cliente, Isabel disfruta de este oficio y de todo lo que tiene de manual sin renunciar a la maquinaria de calidad.

En su opinión lo artesano no está reñido con la tecnología; al contrario, mejora la calidad de los acabados, reduce los tiempos de trabajo… Ella emplea las gubias a diario y confiesa tener antojo de adquirir un torno en un futuro. Muchas de los utensilios que emplea para cada tarea de ebanistería es posible encontrarlos en Comercial Pazos, líder en herramientas para la madera y maquinaria específica con una extensa oferta diversificada por funciones:

Diseños duraderos para clientes concienciados

Los trabajos de esta joven ebanista están hechos con una calidad llamativa y sus clientes lo saben porque confían en ella. Son muebles y objetos pensados para perdurar en el tiempo, sentirlos y disfrutar de su belleza y calidez. Isabel considera necesario apostar por menos y mejor. Un reto que supone educar y concienciar a las personas sobre cómo plantear la decoración de los hogares, huyendo de la inmediatez.

Muchos de sus clientes tienen las prioridades bastante claras cuando le hacen un encargo, que lo barato sale caro. Otros, en cambio, sencillamente son amantes de la madera y no faltan los que dan vía libre a su creatividad. Con todos establece una estrecha complicidad desde el momento que se inicia el pedido, el proceso es muy cercano y empático y los tiempos de entrega de los muebles se han ido acortando.

Impulsiva, valiente y nada amiga de planificar, Isabel disfruta de este oficio y estilo de vida al máximo, es un ejemplo de dedicación y sabe muy bien hacia donde quiere dirigir su negocio en un futuro no muy lejano. A la vez considera que la mirada de mujeres como ella en estos oficios tan masculinos son importantes para descubrir nuevos puntos de vista, otras formas de observar, de inspirar… Aunque los ebanistas que más admira sean hombres, afirma rotundamente y sonriendo.
Isabel Obreo y su proyecto de vida: una artesana de la ebanistería - 09
Imágenes: Isabel Obreo
El arte de la cuchillería y el afilado: al filo de lo imposible

El arte de la cuchillería y el afilado: al filo de lo imposible

El arte de la cuchillería y el afilado: al filo de lo imposible

Herreros y afiladores son dos oficios tradicionales ligados a la historia del hombre desde el descubrimiento del hierro. En España dos figuras muy populares arraigadas al medio rural gallego que han ido sorteando crisis y adaptándose a los nuevos tiempos hasta llegar al siglo XXI brillando con luz propia. Los trabajos de los maestros cuchilleros de vocación artesana no defraudan, se han adaptado a un mercado plural sin perder su identidad. Su éxito va ligado a un mundo del afilado que no deja de innovar en soluciones herramientas de factura impecable. ¡Te los presentamos!

Dos oficios complementarios en el mercado actual

José Manuel Galocha, el alma de la Feria de la Cuchillería de Madrid junto con sus otros dos socios fundadores, es el ejemplo fehaciente de que pocos oficios como el de herrero y afilador van tan de la mano. Es afilador de profesión con su propio taller de afilado y vaciado en Madrid pero confiesa tener su corazón dividido porque la forja le apasiona y cada vez le cautiva más este oficio que disfruta como un hobby. “Me encanta hacer cuchillos de forja por su plasticidad, la madera no tiene margen de error pero con la forja es posible cambiar las formas y luego está el contacto con el fuego”, afirma.
El arte de la cuchilleria y el afilado José Manuel Garocha
El arte de la cuchilleria y el afilado José Manuel Garocha
Imágenes: Virginia Serrano
Esta mezcla de sensaciones y gratificantes experiencias han despertado en él su vena más artística, materializada en diseños de cuchillos artesanales de cocina, caza o para colección donde entra en contacto con múltiples materiales: hueso, micarta, madera, etc. Pero sin renunciar a otro tipo de trabajos. Por ejemplo, la restauración de piezas de coleccionistas, desde cuchillos antiguos a espadas turcas que son verdaderas joyas.
El arte de la cuchilleria y el afilado cuchillo curvo
El arte de la cuchilleria y el afilado cuchillo largo
El arte de la cuchilleria y el afilado cuchillo hoja curva
El arte de la cuchilleria y el afilado cuchillo recto
El arte de la cuchilleria y el afilado cuchillo empuñadura curva

Imágenes: José Manuel Galocha

Para los maestros de la cuchillería como él, adaptarse a los nuevos tiempos, explorar otros materiales con idea de no quedarse atrás en este mundo sin renunciar a una manera de trabajar artesanal es la clave de todo. La fórmula que les ha permitido hacerse un hueco importante dentro de la industria del cuchillo.
El arte de la cuchilleria y el afilado Time Miroshnichenko fuego

Imagen: Tima Miroshnichenko

El arte de la cuchillería está vivo, entre otras razones, por la llegada de materiales que vienen pisando fuerte frente a los tradicionales ofreciendo estéticas más novedosas para un mercado moderno. Dentro del capítulo de las empuñaduras para cuchillos, José Manuel Galocha desvela que el mamut se ha puesto bastante de moda porque además de bello permite hacer infinidad de trabajos artísticos y sus imperfecciones resultan realmente bonitas a la vez que auténticas.

Una herramienta universal súper mejorada

Cuchillos de cocina, cuchillos japoneses, navajas de monte, navajas híbridas, espadas íberas,… Estos maestros del arte de la cuchillería ofrecen instrumentos de contrastada calidad a través de técnicas de siempre o tecnologías más complejas. Sorprende descubrir la versatilidad de algunos de sus diseños, modelos multiusos que dentro del mundo culinario se traducen en cuchillos “tres en uno” para simplificar las tareas en la cocina.
El arte de la cuchilleria y el afilado Tiham Ul Haq 3 cuchillos clavados en madera

Imagen: Tiham Ul Haq

El arte de la cuchilleria y el afilado 3 cuchillos color cobre

Imagen: Virginia Serrano

El mercado de estos maestros se consolida en la alta cocina, la hostelería y la alimentación y por supuesto, en el universo del coleccionismo como exclusivas piezas cada vez más reclamadas. Andrés Maldonado es un joven artesano de la forja en acero que desde niño soñaba con hacer espadas. Por eso en su taller lo mismo crea falcatas íberas hechas de una sola pieza con mango de madera de olivo, que cebolleros indios en acero de 2 mm de grosor o cuchillos de gran belleza plástica en las hojas por sus tonalidades cromáticas. Son el resultado de haber incluido cobre y níquel en el proceso de fundición mediante complejas técnicas que implican incorporar temperaturas diferentes a las del acero.

El arte de la cuchilleria y el afilado espadas de acero con empuñadura de madera

Imagen: Virginia Serrano

El arte de la cuchilleria y el afilado espadas de acero de damasco

Imagen: Virginia Serrano

Las hojas en acero Damasco continúan siendo el sello de identidad para muchos de estos maestros de alma artesanal porque la fuerza estética que aportan sus aguas decorativas es difícil de igualar, además de reforzar su resistencia y dureza. Un efecto parecido producen las hojas con soldadura de cobalto; de gran belleza cromática, este metal logra que la parte del filo se vuelva duro. Precisamente Pablo Tena, un artesano de la fabricación de cuchillos y navajas y gran conocedor del mundo del metal, ha incorporado esta técnica en algunos de sus últimos trabajos que se han podido ver en la última edición de la Feria de la Cuchillería en Madrid. No deja de perfeccionar su trabajo artesano con los filos porque el arte de la cuchillería es su vocación.
El arte de la cuchilleria y el afilado navaja

Imagen: Virginia Serrano

El afilado manual, un trabajo en sí mismo desde siempre

Pocos oficios hay tan antiguos como el del afilador. Su figura y su trabajo van ligados a la existencia del hierro y a toda una fabricación de piezas realizadas en dicho material que con el uso se desgastaban y era necesario volver a afilarlas con el tiempo. En cuanto a los orígenes de la piedra de afilar, ya en el Paleolítico el hombre primitivo golpeaba piedra contra piedra hasta conseguir dar forma a una herramienta con suficiente filo para sus tareas más rudimentarias.

Desde entonces, piedra y acero siempre han ido de la mano en todo proceso de afilado: el nivel de dureza de éste marca la dificultad al afilarlo y la duración del tiempo invertido para lograr un trabajo correcto y duradero. En España, los primeros afiladores como tales surgieron en Galicia (Orense) y al parecer se recorrían la península e incluso llegaron a emigrar a Europa y América.

Las ruedas que manejaban estaban fabricadas con piedras naturales de gran tamaño y difíciles de mover. Hacia 1860 surgieron las primeras ruedas portátiles y las piedras artificiales comenzaron a ser vistas como una interesante alternativa al poder ser más pequeñas. La llegada de la tecnología también revolucionó a esta profesión, apareciendo las primeras ruedas motrices. Desde entonces hasta ahora este oficio perdura porque la mayoría de las veces ha pasado de generación en generación, aprendiendo las técnicas a través de mucho años de práctica y experiencia por parte de sus precursores.

El arte de la cuchilleria y el afilado Dewang Wagh trabajadores

Imagen: Dewang Wagh

Esencial para trabajos muy variados

La tarea del afilado es esencial en trabajos muy diversos, ya sea a título profesional o particular. Gracias a él es posible mantener las herramientas en perfectas condiciones, evitar que se produzcan accidentes y optimizar los tiempos durante los procesos creativos. Comercial Pazos es líder en una extensa oferta de productos para el afilado manual entre los que destacan especialmente las piedras de afilado japonesas, con distintos tipos de grano:
  • Completa gama de piedras sintéticas al agua de doble grano de la marca japonesa Yasunari, recién incorporada a su oferta. Están disponibles en diversos gramajes: desde las más abrasivas, de 240/800, a 1000/3000, 3000/8000, 1000/6000, 2000/5000 y 5000/10.000 para los más exigentes.
Piedra sintética al agua 1000/3000 Yasunari
Piedra sintética al agua 1000/6000 Yasunari
Piedra combinada de afilado al agua Pfeil
  • Piedras de afilado al agua con tres caras, de la marca TopMan, con distintos gramajes. Cara gris, grano tosco de 250, para afilados iniciales; cara de color rosa, grano intermedio-fino de 1000 para afilados generales y cara blanca, grano fino de 4000, recomendada para acabados.
  • Piedras de afilado al agua de forma cónica, de TopMan. Conocidas en Occidente como King Tiger Sun, están especialmente recomendadas para afilar el interior y exterior de las gubias curvas. Disponible en dos granos: 180 color verde y 1000 color amarillo.
Piedra de afilado de 3 caras Topman
Piedra de afilar japonesa cónica Topman
Son soluciones para alargar la vida de muchas de nuestras herramientas. Al igual que ocurre con los kits de afilado para formones y gubias de torno, los dispositivos para afilar cuchillos largos y la afiladora al agua T-8 de la firma Tormek. Una gran familia de productos por descubrir.
Carpintería y herramientas japonesas: el arte milenario de trabajar la madera

Carpintería y herramientas japonesas: el arte milenario de trabajar la madera

En Japón, la carpintería en madera es un arte ancestral ligado a una filosofía que no caduca: lo creado debe perdurar para siempre porque así es como se da una segunda vida a los árboles. Un oficio cada vez más admirado y venerado en Europa por ebanistas, carpinteros y apasionados de este material. Sus técnicas heredadas y herramientas japonesas aportan una precisión inequívoca y nos hablan de otra manera de trabajar, sin prisas, amante de los detalles y donde el bien más preciado se optimiza mediante ensambles admirables.

Imagen: Christiano Sinisterra

En armonía con el entorno y virtuosos de sus herramientas japonesas

Los conocimientos ancestrales que aplican en sus trabajos los shokunin, los carpinteros japoneses, son una herencia impagable que han ido adquiriendo de generación en generación. Un valioso legado de complejas técnicas perfeccionadas con el paso del tiempo, junto con herramientas japonesas manuales que plantean otra forma de relacionarse con la madera y una manera de trabajar en sus talleres que nada tiene que ver con lo conocido en Occidente; sentados en el suelo, en vez de erguidos, y en calma.

Imagen: Ono Kosuki

Esta posición implica realizar menos esfuerzo para el carpintero, establecer una relación más natural con estas herramientas tradicionales japonesas, pues cortan haciendo el movimiento de tracción y no el de empuje. Una singularidad que lo marca todo y conlleva que el afilado de sus hojas sea una tarea casi sagrada, un verdadero ritual riguroso para el cual los maestros emplean infinidad de piedras de afilado hidratadas con agua.
Pero el verdadero sello de identidad de esta carpintería ancestral es su método de unión sin tornillos, tan solo con elementos propios de este noble material, como si fueran complicados rompecabezas donde todo al final acaba encajando con una precisión sorprendente y, a veces, sin necesitar encolado. Sin que los trabajos pierdan solidez y durabilidad, pueden emplear infinidad de tipos de juntas, algunas sencillas y otras realmente complejas.

Imagen: Ono Kosuki

Dicen que los carpinteros japoneses son casi visionarios de la madera, pues saben ver más allá cuando tienen ante sí una pieza en bruto. Vaticinan qué parte puede ser de la raíz, cuál pertenece a las ramas, si el paso del tiempo terminará venciendo al tronco… Y su fin siempre es el mismo: fabricar un objeto, un mueble o una construcción que perdure a lo largo del tiempo y se encuentre en armonía con su entorno natural.

Técnicas que observan la naturaleza y el arte del keshōmen

Gracias a las herramientas japonesas específicas, esta carpintería se ha podido diversificar en distintas disciplinas, obteniendo siempre unos resultados técnicos en los trabajos cien por cien eficaces y delicados. El carpintero en Japón se vuelca exclusivamente en el arte de trabajar la madera y ello ha propiciado la existencia de diferentes perfiles profesionales perfectamente definidos: algunos se especializan en la fabricación de mobiliario, otros en artesanía en madera, hay maestros consagrados a la edificación (residencias, salones de té, etc.) y ebanistas dedicados a la construcción de templos y santuarios.

Imagen: Ono Kosuki

La naturaleza es una constante fuente de inspiración para estos maestros artesanos japoneses. A raíz de su trabajo de observación han ido dando forma a sofisticadas técnicas de carpintería tradicionales de ensamblaje que son un auténtico arte, aunque la mayoría complicadas de ejecutar por la dificultad que entrañan y el tiempo que precisan. Como okuriari, que se centra en mecanizar la madera hasta darle formas que encajan como puzles. O isukatsu, que imita las alas desplegadas de un ave y permite obtener la mayor resistencia posible. Sin olvidar la técnica milenaria kumiko (asociada a la era Asuka, 600-700 DC) consistente en unir desde muebles a edificaciones ensamblando cientos de diminutas piezas en patrones geométricos bellísimos de estética oriental. Cerca de 200 diseños que además representan un símbolo de la naturaleza.

Otra de las formas de demostrar su maestría es cuidando especialmente el tipo de corte a realizar para obtener la superficie decorativa más bella, la veta más impresionante (el llamado keshōmen). La madera serrada por cuarteo es uno de los métodos más caros y que más madera desperdicia pero, a cambio, cada lado del tablero sirve para ser lucido como la superficie más importante del trabajo o la construcción. De ahí que los maestros carpinteros suelan recurrir a él para zonas decorativas de la casa tradicional japonesa, como el tokonoma.

Herramientas del pasado en la carpintería actual

En la carpintería actual japonesa estas técnicas heredadas desde hace siglos no siempre están vigentes en el día a día por su dificultad. Pero continúan siendo un valioso legado a conservar. Muchas son recopiladas en libros que están considerados como auténticas biblias de consulta para ebanistas y apasionados de este arte. En concreto “Wooden Joints in classical Japanese Architecture” recopila algunos de los ensambles más complejos detallando su proceso.

Imagen: Ono Kosuki

Los carpinteros nipones manejan en su taller infinidad de herramientas japonesas con un nivel de personalización sorprendente. Es decir, podría decirse que cada tarea específica cuenta con una herramienta manual expresamente concebida para su misión. Han sido fabricadas con metales de elevada calidad (las aleaciones se evitan) y maderas tradicionales, la mayoría autóctonas y empleadas en buena parte de sus proyectos de ebanistería. Especies como el sugi (un género de conífera), akamatsu (pino rojo japonés), hinoki (falso ciprés) y keyaki, entre otras.

Un lugar en las carpinterías occidentales

Imagen: Alejandro Ramírez

Estas herramientas manuales japonesas empiezan a estar cada vez más presentes en los talleres de carpinterías occidentales como herramientas complementarias: su función es la misma y pueden ayudar a trabajar con mayor comodidad y eficiencia:

  • Herramientas japonesas para cortar: sierra japonesa o nokogiri, cuyo rasgo más característico es que no lo hace al empujar, sino al tirar. Hay infinidad de tamaños, formas y tipos, como la ryoba: su hoja es semiflexible y lleva dos lados dentados distintos para realizar diferentes tipos de corte.
  • Herramientas japonesas para acabados: cepillo japonés o kanna, que también se distingue por su manera singular de cortar, en el movimiento de tracción, y por incluir una cuchilla convexa y no plana. De nuevo es posible optar por diversos tipos, como el cepillo guillame o el de contrafibra, conocido como kiwaganna.
  • Herramientas japonesas de ensamblado: el martillo japonés, fabricado en acero laminado. En ocasiones los carpinteros realizan a mano sus empuñaduras para crear piezas únicas dignas de ser admiradas.
  • Herramientas japonesas de tallado: como el formón japonés hecho en acero, de nombre nomi, y que comprende una extensa familia.
  • Herramientas japonesas de marcado: algunas siguen siendo muy útiles para estos artesanos de la madera, sobre todo para los carpinteros que se dedican a la construcción de casas tradicionales. Por ejemplo, la herramienta de marcaje sumitsubo, el gramil o kehiki y el cuchillo japonés.

La herencia de los miyadaiku y las nuevas generaciones

Gracias a los carpinteros miyadaiku, Japón posee un extenso legado de templos, santuarios y casas aristocráticas de madera desde tiempos inmemoriales, sobre todo en Tokio y Kioto. Su aparición se vincula a la construcción del templo de Asuka, hace aproximadamente 1400 años. Era el comienzo de la tradición miyadaiku y actualmente se contabilizan en el país del sol naciente alrededor de 500 edificaciones que responden a dicha acepción.

Imagen: King Siberia

Aunque las construcciones actuales propias de esta tipología están sujetas a exigentes normativas y ritmos de trabajo más competitivos, estos maestros no han desaparecido. Su figura sigue siendo importante para garantizar un mantenimiento idóneo de ese valioso legado arquitectónico levantado mediante métodos milenarios para trabajar la madera. Las nuevas generaciones de la carpintería japonesa son conscientes del reto: alcanzar un delicado equilibrio entre las técnicas tradicionales del pasado y la creatividad necesaria para dar respuesta al estilo de vida moderno de hoy.